martes, 21 de agosto de 2012

El cambio cimático empieza a preocupar...

  En el siglo XIX, empezó a tomarse conciencia de que el dioxido de carbono que se acumulaba en la atmósfera terrestre podía crear un «efecto invernadero» y aumentar la temperatura del planeta. Un proceso perceptible en esa dirección ya había empezado: un efecto secundario de la era industrial y de su produccion de dióxido de carbono y otros «gases de efecto invernadero».

A mediados del siglo XX, comenzó a ser evidente que la actividad humana había incrementado de manera significativa la producción de estos gases, y el proceso de «calentamiento global» estaba acelerándose. En la actualidad, casi la totalidad de los científicos está de acuerdo en que debemos frenar e invertir este proceso ahora, o enfrentarnos a una avalancha devastadora de desastres naturales que alterará la vida tal y como la conocemos en la tierra.

Muchas de las pruebas ya parecen evidentes también para el público. La mayor parte de los años más calurosos que se han registrado han tenido lugar durante las últimas dos décadas. En Europa, la ola de calor del verano de 2003 causó más de 30.000 muertes. En la India, las temperaturas alcanzaron los 48,1 grados centígrados, alrededor de unos 119 grados Fahrenheit.
Dos años más tarde, la ferocidad del huracán Katrina en los Estados Unidos se atribuyó en gran medida a las elevadas temperaturas de las aguas en el Golfo de México. Y en una de las muchas alteraciones geográficas, unos 250 kilómetros cuadrados de territorio se desprendieron de la costa antártica en 2008, ya que las placas que los unían a la Antártida se habían derretido.
El sistema de las Naciones Unidas está a la vanguardia de los esfuerzos para salvar nuestro planeta. En 1992, su «Cumbre para la Tierra» elaboró laConvención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático (UNFCCC  ) como un primer paso para afrontar el problema. En 1998, la Organización Meteorológica Mundial (OMM) y el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) establecieron el Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC) para proporcionar una fuente objetiva de información científica. Y el Protocolo de Kyoto  , de 1997 de la Convención, el cual tiene como objetivo reducir las emisiones de gases en los países industrializados, ya ha contribuido a estabilizar, y en algunos casos, reducir estas emisiones en varios países.
Las Naciones Unidas se han colocado sistemáticamente a la cabeza para hacer frente al cambio climático. En 2007, el Premio Nobel de la Paz se concedió de manera conjunta al ex vicepresidente de los Estados Unidos Al Gore y al IPCC "por sus esfuerzos para construir y difundir un mayor conocimiento sobre el cambio climático causado por el hombre y poner las bases para tomar las medidas necesarias para contrarrestar ese cambio.
El Protocolo de Kyoto establece unos objetivos para algunos países industrializados. Dichos objetivos vencen en 2012. Mientras tanto, las emisiones de gases de efecto invernadero han ido incrementando rápidamente tanto de países desarrollados como en desarrollo. Los esfuerzos internacionales se centran ahora en desarrollar un nuevo acuerdo para el período posterior a 2012 que sea aprobado por todos los Estados parte en la Convención sobre el Cambio Climático que se celebró en Copenhague en diciembre de 2009.

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