martes, 11 de septiembre de 2012

La Revolución Energética está en marcha.


 

El pasado sábado geen peace asistió a un acto de  homenaje a Ángel Vadillo, el alcalde de Alburquerque que ha estado tres meses en huelga de hambre por las energías renovables y el domingo a una marcha por el cierre de la central nuclear de Garoña. Las dos caras de una misma moneda: la necesidad de un cambio de modelo energético.

El acto del sábado, que colapsó el antiguo edificio de la Tabacalera de Madrid, demostró que cada vez son más los que entienden que el único camino energético es el del 100% renovables y sentó las bases para la constitución, hoy, de una Plataforma por un Nuevo Modelo Energético a la que el ministro de industria se ha comprometido a escuchar.

Y es que la lucha por las renovables es mucho más que una batalla energética: es la lucha por el clima, pero también la lucha por la economía de regiones como Extremadura y, en general, del conjunto del país. Invertir en renovables es hacerlo en tecnología puntera que podría colocar países  a la cabeza en exportaciones, es invertir en soberanía energética que libraría de la dependencia que se tiene de los combustibles fósiles y es favorecer u modelo descentralizado con un elevado ratio de generación de empleo. 

La políticas no están alineada con las recomendaciones europeas ni al servicio del interés común, la marcan las grandes compañías eléctricas y petroleras en función de sus intereses. Un buen ejemplo ha sido el caso de la central nuclear de Garoña cuyo proceso de cierre, programado por el anterior Gobierno para 2013, fue interrumpido por el Gobierno actual, obedeciendo a las presiones de las empresas propietarias de la central (Endesa e Iberdrola), dándoles la posibilidad de solicitar una nueva prórroga.

El plazo para lo anterior terminó la semana pasada sin la solicitud de prórroga por parte de las eléctricas porque, al parecer, si se hacen efectivas las inversiones para garantizar la seguridad de la central, esta deja de ser el negocio redondo que era. Endesa e Iberdrola han preferido cerrar Garoña a aumentar las garantías de seguridad para estos y para el conjunto de la población a costa de renunciar a parte de sus beneficios. Algo que en un país como España con exceso de potencia instalada, ni siquiera va a tener repercusiones en cuanto a generación de electricidad.

las nucleares son peligrosas, caras e innecesarias, manifiesta green pace y por eso deben cerrarse progresivamente, igual que deben cerrarse las centrales térmicas de carbón y de gas a la vez que se da entrada a más potencia renovable.

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